domingo, 17 de mayo de 2009

Aprenda a escribir en cinco vidas. Garantizado.

Aprenda a escribir en cinco vidas. Garantizado. 

El título suena a disparate, a deseo de decir algo disparatado, como pretendiendo afirmar que la proposición es una quimera, algo inalcanzable. 

Y bueno, tampoco voy ahora a decir que contiene un farol, que introduce una reductio ad absurdum o algo parecido. Pero sí diré que es una afirmación compatible con una cierta forma de entender el mundo, la vida: yo podría tomarme el de la escripción como un aprendizaje que ocupa varias vidas, como una cadena de la que mi vida es un eslabón. Faltaría decir qué eslabón de la cadena es mi vida; si fuese su final cronológico, entonces estaría de suerte*. 

La verdad es que, si tengo en cuenta mi actividad de hecho (lo realizado, en comparación con lo que he hecho o hubiera/habría querido hacer), creo que decir que soy escritor es algo así como estirar el sentido de la palabra hasta que el podo semántico resultante abarque mi caso.

 En cualquier caso, me gusta el podo, me gusta cómo me queda el sombrero de escritor.

 Para que el asunto tenga algo de gracia, voy a hacerlo polar (acabo de quitar a esta palabra el prefijo bi): un polo es “soy escritor”, otro polo es “no soy escritor”, otro “no soy un buen escritor”. Y así.

 

* No puedo resistirme a dejar constancia de la forma inicial: si es su final cronológico, entonces estoy de suerte.

 

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