jueves, 22 de enero de 2009

Otro encuentro



















Hugo es un humano gozador. No un gozador al estilo de la cigarra de la fábula, sino uno que organiza, limpia, escucha, aconseja, discursa, canta, como preñado de ambos espíritus: el de la hormiga y el de la cigarra.

Alguien así cataliza la atmósera comunicativa de las gentes que se encuentran, de forma que los unos gozan especialmente de la presencia de los otros. Así ayer: nos encontramos para celebrar un encuentro literario, en la salita del WellComeProjekt, para el que me había avisado ayer mismo (una de sus virtudes -a veces lo llamo defecto...- es la capacidad para improvisar).

Una estudiante italiana leyó tres poemas de Ungaretti; un estudiante alemán nacido en Rumanía, en la región de Siebenbürgen, leyó un poema de Heine y otro de un autor de su región, y, finalmente, Alvaro (un estudiante chileno) leyó un fragmento del Canto General de Neruda; quería mentir pero no me atrevo: Alvaro había olvidado traer la versión original y su traducción nos la leyó una encantadora musa de nombre Angela, que es, además, la promotora del encuentro.

Luego, Víctor y yo nos enzarzamos en una discusión, que habíamos iniciado antes de la sesión literaria, acerca de la viabilidad o no de crear dos monedas diferenciadas: una para el dinero del capital empresarial y otra para el dinero del consumo privado. La discusión no tiene nada que ver con -y es mucho más prosaica que- el encuentro literario, pero así son las cosas: estábamos a la entrada del metro en pleno fragor dialéctico cuando decidimos posponer su continuación -y grabarla- porque yo iba tomar el camino a casa en bicicleta, tralaralalaaa.

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