miércoles, 28 de enero de 2009

El XXI es, probablemente, el siglo de la universalización de la cultura. La cultura ya no es aquel bagaje del que podían presumir las distinguidas personas acaudaladas, sino un bien común que se posee porque se ha buscado, sin necesidad de haber heredado nada. Las iniciativas que contribuyen a la expansión de la cultura pueblan la Red de una forma más o menos abierta (a veces de forma decididamente clandestina, violando orgullosamente los llamados derechos de propiedad intelectual). Me complace ayudar a publicitar esta publicación que no tiene nada que ocultar, porque no ofrece más (nada menos) que ella misma: la revista Sin Permiso.

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